sábado, 10 de abril de 2010

Mi mascota es un monstruo

Dicen que con el tiempo los perros se terminan pareciendo a sus dueños y la mayoría de veces se los echan al hombro o mejor dicho al lomo. Lo mismo sucede con algunas bandas que acaban sucumbiendo ante la figura empática de su fetiche y la convierten en una especie de talismán de la buena suerte.

Por ejemplo, nadie duda de la fuerza arrolladora de Iron Maiden pero ¿acaso sus shows serían tan rabiosamente esperados sin la aparición de Eddie The Head? Otra: ¿Las tapas de los discos de Megadeth serían tan catastróficamente espectaculares sin el protagonismo de Vic Rattlehead? Una más: ¿The Misfits tendría la misma recordación y millonaria cantidad de fans y antifans en el mundo sin el impulso multimediático de Fiend Skull? Difícil saberlo a estas alturas, pero fácil de imaginarlo.

Aquí van algunas historias mínimas sobre esas “monstritos” que no sólo se han convertido en objeto de culto de fanáticos, sino también de gente que en su vida ha escuchado música de algunos de estos grupos; simplemente, en plan de poseros, los lucen y muestran con orgullo en polos, tatuajes y pines. Quizás en forma inconsciente, estén tratando de rescatar ese oxígeno de rebeldía que los años y el peso han ido extinguiendo. Como dice un slogan: la imagen lo es (casi) todo.


Vic Rattlehead (Megadeth)


Criatura concebida como fruto de una rara simbiosis entre neuronas algo tostadas, bebidas espirituosas y hierbas de todos los colores absorbidas por Mustaine. La sacó de su cabeza justo en una época en la que soñaba con vengarse de Metallica por la ignominia de haberlo expulsado de sus filas.

El acta de nacimiento de este esqueleto torturado, figura emblemática de la aniquilación social y política del mundo, parece escrita por Hannibal Lecter y se encuentra en la letra del The Skull Beneath the Skin: “Preparen el cuero cabelludo del paciente para desplegarlo, el metal tapa sus oídos, no escuchará lo que decimos, sólido visor de acero, remachado sobre sus ojos, grapas de hierro cruzan sus mandíbulas, así nadie oye sus gritos”.

Este 2010, nuestro escalofriante pero entrañable Vic cumple su primer cuarto de siglo de existencia, habiéndose convertido en objeto de adoración por parte de los millones de devotos de Megadeth en el mundo.


Snaggletooth (Motorhead)


Entrañable engendro, retoño del genial y autoproclamado bastardo Joe Petagno, amigo personal de Lemmy y artista de envidiable trayectoria en el diseño de carátulas y símbolos para bandas y solistas del rock. Esta alucinante efigie capaz de cortarte la vista con sus filosos colmillos apareció en la portada del primer álbum homónimo de la banda, en 1977. Según el propio Pentagno surgió gracias a una pesadilla que tuvo en el que vio el resultado del incesto entre un gorila, un lobo y un perro con una indefensa calavera. ¡Gulp!

Por esa época, algunos lo consideraban una imagen demasiado hardcore debido a su crudeza, por lo que al principio se dudo de que fuera a tener aceptación y provocara alguna maldita censura. Que tal embarrada hubieran perpetrado si decidían no lanzarla, más aún cuando la fiereza de Snaggletooth ha de haber inspirado al creador de El Depredador debido a su extraordinaria similitud.

En setiembre de 2007, Pentagno mandó literalmente al diablo a Singerman Entertaiment, empresa que maneja los restos de Motorhead, y anunció que ya no haría los diseños de la banda. ¿Qué más se puede decir tras la disolución de este pacto de sangre entre Lemmy y Pentagno? Simplemente que aparte de haber logrado explotar los cerebros de adictos headbangers por más de treinta años con su potente música, Motorhead le debe en parte su larga vida y éxito a su mascota Snaggletooth, y a Pentagno, por supuesto.


Eddie The Head (Iron Maiden)


Sin temor a equivocarme, Eddie debe ser uno de los personajes más populares y carismáticos de toda la historia del rock. Su portentosa y santificada presencia en el escenario genera tanto fervor que es capaz de poner de rodillas y hacer besar el suelo al incrédulo más radical de la Tierra.

Eddie tiene la cara de uno de sus padres, Dave Beasley, ingeniero de luces de la doncella desde sus épocas más remotas; mientras que el cuerpo lo adquirió de su otro progenitor, Derek Riggs, quien finalmente aprovechó para poner su granito de arena en el perfeccionamiento del rostro del agraciado muñeco. Como fuente de inspiración, Riggs tomó la imagen de una antigua propaganda empleada en la guerra de Vietnam en donde aparece una cabeza carbonizada de un soldado junto a un tanque.

Eddie padece de múltiple personalidad: ha sido paciente psiquiátrico, momia, aviador de la Segunda Guerra Mundial, cyborg futurista y muchas otras, algunos con mayor o menor calidad, pero nunca faltó en ninguna portada de Iron Maiden.


Not Man (Anthrax)


Tiene aspecto de suegro que desea ver al yerno enterrado en una fosa, de comerciante estafador nacido en el medio oriente y venido a menos, de tío oligofrénico de Mario Bross, de vetusto comercializador de drogas de un solar de Barrios Altos, de inquilino perpetuo de un pabellón psiquiátrico de máxima seguridad.

Personalmente, a mi no me gusta nada, pero de eso se trata el bussiness de Anthrax ¿no?: zurrarse en lo que digan fans y detractores, ellos siguen haciendo la música que les da la gana, no en vano llevan casi 30 años de demoledora vigencia. En tiempos en que el álbum I am the Man vio la luz, Scott y su mancha quisieron autoparodiarse y crearon esta antipática cabeza que, según cuenta la leyenda, Scott encontró dibujada en un afiche de una tienda de discos. Dicen que los chicos de Anthrax pagaron los respectivos derechos de autor, pero por si acaso, no le digan nada a Armando Massé.


Fiend Skull (The Misfits)


Íconos del punk americano y precursores del horror punk. Aparte de su frenético guitarreo, su accidentada historia plagada de conflictos y sus muchas “resurrecciones”, buena parte de su popularidad se debe al impacto generado por su símbolo: el pálido y huesudo Fiend Skull. Ataviado en su túnica y capucha, Fiend se ha convertido en un verdadero fenómeno de masas en el mundo entero. Es impresionante la cantidad de veces que Fiend ha aparecido en producciones de cine y televisión. Sus fans no son necesariamente fans de The Misfits y por eso entre sus muchos seguidores se cuentan a artistas, deportistas, actores y hasta los poseros de siempre que en su puta vida han escuchado un disco de la banda.

Muy suelto de huesos Jerry Only, vocalista y miembro original de The Misfits desde su génesis, dice respecto a Fiend Skull: “Si Fiend ha trascendido en todos estos años es prueba de que todos tenemos una especie de adoración por el arte del horror y la muerte”. Y no le falta razón. Qué viva el morbo.


Pumpkin Head (Helloween)


En los arranques de los ochentas, Kai Hansen y Piet Sielck se juntaron con Ingo Schwichtenberg y Markus Grosskopf, estos últimos provenientes de la banda Traunschiff. Luego Piet se alejó y lo reemplazó Michael Weikath, y como Kai no podía tocar y cantar al mismo tiempo, intentaron reclutar a Ralf Scheepers, pero este dijo “nicht”. Un buen día apareció Michael Kiske y dijo “Ich will singen” (quiero cantar). El resto de la banda, después de escucharlo, respondió:
Du bist ein guter Sänger, ihr seid die gewählten (cantas bien, eres el elegido). Juntos, entonces, grabaron muy buenos discos, pero en 1987 lanzaron el álbum Keeper of the seven keys part I, considerado el polvo fundacional de lo que se conocería en adelante como Power Metal. Luego vino el Keeper of the seven keys part II y esta vez los teutones llegaron al clímax de su carrera pues se convirtieron en ídolos en Estados Unidos y en el resto del planeta. ¿Y la calabaza Pumpkin Head?...ah, sí, me olvidaba: fue idea de Kai.

Continuará…


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