martes, 17 de enero de 2012

"Pink Moon", la suave e intimista acústica de Nick Drake



Cuenta la historia que Peter Buck, en ese entonces guitarrista de R.E.M., preguntó al productor John Wood qué había hecho para crear ese sonido tan íntimo en "Pink Moon" (1972), tercera placa del cantautor británico Nick Drake. Wood no tuvo que cavilar mucho y contestó que Drake se había limitado a sentarse ante un micrófono y ponerse a tocar...nada más. La atmósfera que se puede oír en el disco es fruto del "poder desnudo de la guitarra de Nick y su voz cautivadora, llena de matices trémulos", agregó.

Y sí, suscribo lo dicho por Wood. "Pink Moon" es inquietante de principio a fin. Un disco lleno de fragilidad y aflicción que transmite una extraña paz desencantada y el fiel reflejo de un corazón hendido en el pecho de un artista honesto hasta su muerte. En lo personal, la canción que da título del disco y "Parasite" son de lo mejor de un álbum que muchos han calificado sonoramente como de un "barroquismo melódico". Su alegórica portada dice mucho sobre la esencia de cada uno de los temas, algo que el artista Michael Trevitchick -novio de Grabielle, hermana de Drake-, supo descifrar y plasmar en un cuadro con cercanas alusiones a Dalí.


Drake fue un músico en constante lucha contra la depresión y el insomnio a lo largo de su vida. Durante la época en que escribió, grabó y lanzó este disco se encontraba en un estado anímico calamitoso. Se dice que cuando se presentó en las oficinas de la discográfica lo hizo con un rictus impasible y se limitó a entregarle a una secretaria las cintas grabadas y se marchó. Fue lo último que hizo ya que tiempo después dejó de tocar y grabar y se fue a vivir a casa de sus padres en Warwickshire hasta que murió en 1974 a la edad de 26 años.


"Pink Moon" es un álbum que el productor Joe Boyd definió ingeniosamente como: "un disco de tranquila desesperación, el sonido de alguien que pende de un hilo". Curiosamente, la última pista ("From The Morning") suena más optimista que las demás, aunque -ironías de la vida- contiene la frase que sirvió de epitafio en la tumba del talentoso Drake: "and now we rise, and we are everyewhere" (y ahora nos levantamos, y estamos en todas partes). Y en todas partes y momentos recordamos el talento de un artista infinito pero en constante cuestionamiento de sí mismo.




 

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